El diablo se le apareció a dos policías en Bolívar

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Era la medianoche de un jueves Santos, corría el año 2018, los policías Márquez y Pérez patrullaban el corregimiento Las Piedras, zona de San Estanislao, Bolívar.

Al salir de aquella población y tomar el camino de regreso hacia la estación sorpresivamente las luces del vehículo se apagaron y comenzó una llovizna y destellos de luz por los truenos que a ratos mostraban el camino.

Mientras avanzaban despacio casi a ciegas en medio de aquella oscuridad y una brisa fría, de repente comenzó a dibujarse una silueta a un costado de la vía, era difícil saber de quien se trataba, se movía despacio bajo un manto negro.

Los patrulleros se miraron algo nerviosos, inexplicablemente la radio tampoco servía, así que desenfundaron sus armas previendo cualquier ataque sorpresa y dieron la voz de alto, pero aquella figura desapareció.

El miedo comenzó a apoderarse de los policías, el motor de la patrulla se apagó y la silueta seguía avanzando, por momentos se perdía y aparecía con la luz de los rayos, en este punto ya un frío extraño recorría el cuerpo de los uniformados.

Todo estaba en su contra no había para donde correr, dicen que se oyó un silbido, la figura se detuvo y cuando dio la vuelta dejó entrever unos ojos brillantes que parecían fuego, justo en ese momento se escucharon los cascos de un caballo, el animal que venía hacia ellos y que parecía estrellarse con la patrulla, cambió de rumbo y pasó al galope, uno de los Policías aseguró haber visto un caballo sin cabeza.

El patrullero Pérez contó que cuando pasó ese animal o lo que fuera, corrieron a la patrulla y su compañero Márquez, comenzó a hablar en lenguas, la lluvia cesó e inexplicablemente el carro dio encendido y por la radio se escuchó una extraña voz con un mensaje que nunca entendieron.

Aun no saben como llegaron a la Estación, lo cierto es que al día siguiente aparecieron en un hospital donde fueron atendidos por presentar escalofríos y fiebre muy alta.

Después de ese horrible episodio tuvieron ayuda psicológica y  hoy trabajan en oficinas administrativas, y obviamente a los dos se les eriza la piel contando esta aterradora historia que parece de ciencia ficción pero que ocurrió en una época de Semana Santa

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